Una historia de Arquitectura

3 principios del deconstructivismo

El deconstructivismo es un movimiento arquitectónico que despierta el entusiasmo visual. De hecho, puede considerarse la respuesta efervescente al racionalismo arquitectónico.

El teórico del deconstructivismo es el filósofo francés Jacques Derrida, mientras que el amanecer del fenómeno tuvo lugar en Nueva York en 1988 con una exposición organizada por Philip Johnson. Precisamente en esa ocasión apareció por primera vez el nombre de la nueva corriente arquitectónica, literalmente definida como “Deconstructivist Architecture”, o Arquitectura Deconstructivista.

Deconstructivismo

En el evento celebrado en Nueva York, se exhibieron proyectos de importantes arquitectos como Frank O. Gehry, Daniel Libeskind, Rem Koolhaas, Peter Eisenman y Zaha Hadid.

Deconstructivismo: las características

En esta exposición se extrapoló una arquitectura “sin geometría” y se repudió cualquier otra referencia de diseño inherente a la simetría o la geometría como planos y ejes en favor de una “no-arquitectura” que explotara plenamente esta nueva “libertad geométrica”, sin límites y resistencias teórico-formales.

Un claro ejemplo de ello son las obras de Frank Gehry, como el Guggenheim de Bilbao, en el que la línea del perfil y el perímetro es una línea continua hacia un espacio libre y dinámico.

Deconstructivismo

La nueva arquitectura se envolvió con la plasticidad de sus volúmenes, caracterizados por fragmentos, volúmenes deformados, cortes, asimetrías y ausencia de cánones estéticos tradicionales.

A pesar de la diversidad metodológica con la que cada arquitecto llegaba a su expresión final en un proyecto, un rasgo común a los diversos exponentes del deconstructivismo fue sin duda el interés por la obra de los constructivistas rusos de los años veinte, en primer lugar Vladimir Tatlin, que rompió por primera vez la unidad, equilibrio y jerarquía de composiciones clásicas a favor de una geometría carente de equilibrio y estabilidad, formada por figuras desarticuladas y descompuestas, además de excéntricas.

Esta arquitectura se convierte en efecto en una “desestabilización de la pureza formal”.

Deconstructivismo

De ahí la justificación de la figura “de” antes de la palabra “constructivismo”, para indicar precisamente la “desviación” de la corriente arquitectónica original que caracterizó al deconstructivismo.

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